Son muchas las voces, sobre todo desde Madrid, que no paran de criticar las formas y el despido de Lopetegui y el supuesto maltrato de Monchi con el ya ex técnico sevillista.
Los mismos que callaron cuando Florentino lo echó del Real Madrid tras 10 partidos, ponen el grito en el cielo ahora por cómo se ha tratado a Julen por el Sur…
¡Qué escándalo que se hable con otros entrenadores cuando en LaLiga lleva 5 puntos de 21 posibles! Por no hablar de su paso por la champions…
El proyecto de Julen Lopetegui no se ha caído esta temporada por la mala planificación, se cayó mucho antes…
Se cae cuando cree que sabe más que Monchi en materia de fichajes y pide nombres en vez de posiciones a reforzar. Aun así le trajeron a Isco, Corona, Martial…
Se cae cuando para un derbi dejando a miles de aficionados con la cara a cuadros con tal de ganar incluso sin jugar. Se cae cuando se niega a seguir jugando contra un Madrid al que ganaba 2 – 0 y sale toda una segunda parte a defender, como otros tantos partidos desde el minuto 60. Se cae cuando deja a Oliver Torres fuera de la champions. Se cae cuando ni siquiera le dirige la palabra a jugadores con los que no cuenta…
En la temporada pasada, aún con Diego Carlos y Koundé, se abonó al empate, hasta 11 en la segunda vuelta del campeonato con somníferos planteamientos ya más que conocidos por sus rivales. Y es que Lopetegui nunca gustó a una parte de la afición, incluso desde mucho antes de que lograra lo que logró. Su empeño en poner Luuk de Jong y Nolito cuando sus partidos eran lamentables, más tarde los mismo con Jordán…
Pero todo se calmó (y con razón) con la consecución de la Europa League y que llevó a Monchi a cometer su gran error con Lopetegui. Renovarlo hasta 2024 a razón de 6 millones de euros por temporada, algo que solo super agentes como Jorge Mendes son capaces de hacer. Todo eran ofertas y pretendientes, hasta que firmó su millonaria ampliación de contrato.
Pero Jorge Mendes es hábil y siempre promete beneficios a los que invierten en sus representados y es por eso que él mismo ha desenredado todo este asunto.
Lo ha hecho llevándoselo a los Wolves y liberando al Sevilla de gran parte del finiquito de casi 12 millones que tendría que haberle pagado y principal motivo por el que su estancia en el banquillo sevillista se ha alargado tanto.
Ese finiquito, que se reducía a la mitad si entraba en puestos de descenso, ha sido en todo momento lo que ha provocado este esperpéntico despido.
Y es que hay entrenadores de todo tipo. Los hay como Sampaoli, bohemios, amantes del fútbol y que se van renunciando a su finiquito de todos lados, dejando a sus equipos en lo más alto futbolísticamente hablando (y también tirados).
Y luego está Lopetegui, amante del trabajo y los automatismos y que independientemente de que su equipo esté totalmente acabado, sin ideas y arrastrándose por los terrenos de juego, se niega a irse hasta que no le liquiden hasta el último euro que le pertenece o hasta que aparezca algo mejor.
Algo que la mayoría haríamos en nuestros trabajos, pero seguramente con mucha más necesidad.
Lopetegui, el hombre elegante, el que tanto ha sufrido, el que calla, pero escoltado por la prensa capitalina que lanza a los pies del que en su día más confió en él, Don Ramón Rodríguez Verdejo, Monchi.
Se va Lopetegui, se va el trabajo, la casta, el sufridor, el defensor de sus pertenencias a toda costa, llega Sampaoli, el alma libre, el que viene y va sin mirar atrás, vuelve el Rock and Roll.
Ando muyyy jodido, pero miremos el lado bueno y es que comienza una nueva etapa con Sampaoli!!#SEVILLAFC 🇦🇹 pic.twitter.com/LJkRiToOob
— Tercer Anillo De La Bombonera. (Moisés) (@Moises1981SFC) October 5, 2022
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